Descripción

Una receta única, patrimonio de nuestra tierra, que enriquece la receta tradicional de morcilla con ingredientes característicos como cebolla, almendras, pan y especias, llegando a un sabor y aroma inimitables. Como antiguamente, empleamos pan del pueblo que no se ha vendido en el día y se ha endurecido para primero cocinar unas “migas”, el tradicional plato de muchas regiones en el sur de España, y luego añadirlas a la mezcla junto con almendras locales con piel, pimientos del terreno fritos y un surtido de especias entre las que destaca la matalahúva, o anís.  

Alergenos: almendras, glutén

Conservación y utilización

Por ser un embutido cocido, se puede comer sin cocinar, aunque tenga una textura blanda. En ese caso, se puede servir untada sobre pan y experimentar acompañándola con piñones, miel, queso, o pimiento asado, entre otros. Alternativamente, se puede cocinar y queda deliciosa en platos tradicionales como migas, guisos, cocido o revueltos, así como asada en barbacoa servida en porciones de 5-7 cm de largo. Como alternativa más creativa, queda deliciosa como relleno de croquetas.

Producto cocido: se debe conservar a menos de 5 grados, aunque pueden estar 2-3 días a temperatura ambiente en lugar fresco y seco.

¿Quieres conocer una historia?

Elaborada así desde que se recuerda, se cree que surgió para aprovechar productos sobrantes como los tocinos de cerdo, el pan duro o la cebolla, más barata y disponible que el arroz, escaso en tierras tan secas como las nuestras. Su característico aroma anisado es aportado por la matalahúva, cuyo nombre proviene del árabe hispánico ḥabbat ḥulúwwa, que significa grano dulce.